inauguracion

Estamos en Villa Pilar, esta casa está situada en el Paseo de las Palmeras de la ciudad de Pontevedra, es la casa que un indiano quiso construir en su tierra natal, después de hacer fortuna primero en Cuba y después en Nueva York. Aunque existe un proyecto previo del arquitecto Antonio Crespo, el edificio que finalmente se acabó de construir en 1905 y que hoy podemos contemplar, nada tiene que ver con aquel primer planteamiento y distintos estudiosos lo atribuyen a otro arquitecto Cubano. Está rodeada por un pequeño jardín, cerrado a su vez por una reja de forja, es una referencia en la ciudad, la gente puede orientarse sólo con decir su nombre. Constituye un lugar en el que el tiempo parece haberse detenido. Incluso en los brillantes días soleados de la ría de Pontevedra, desde el interior de Villa Pilar los rayos de sol parecen atravesar sus ventanales acompañados de un son cubano que se escucha en la lejanía.

De arquitectura ecléctica, con elementos del romanticismo y balaustradas de estilo inglés, conviven en su interior el mármol de carrara de la escalinata de entrada, con las más nobles maderas del resto de la escalera y con el hormigón de sus balconadas, material denostado actualmente por muchos, quizá por el mal uso que en ocasiones se ha hecho de él, pero que en el momento en que se construyó Villa Pilar, era lo más avanzado en materiales de construcción y estaba provocando toda una revolución en el mundo de la arquitectura.

Seguramente el indiano, persona inquieta y emprendedora a juzgar por su trayectoria, quiso dejar huella en su ciudad natal de la llegada del hormigón y demostrar su interés y admiración por los avances tecnológicos e industriales de la época que le tocó vivir.

Ya ha pasado más de un siglo y ahora, que los avances tecnológicos y la era de comunicaciones nos han llevado a un nivel de vida envidiable para el mismísimo indiano los oficios se han perdido.

Mi oficio es el de arquitecto, y soy un arquitecto inquieto, me gusta hablar, me gusta la gente, me gusta observar y contemplar, juego a menudo con la estrategia de relacionar las ideas y las cosas. No soporto que los trabajos se hagan mal sin intentarlo siquiera hacerlo bien, pero entiendo como normal que aún intentando poner todos los medios se puedan cometer errores. Agradezco que los promotores de arquitectura, mis clientes, también lo entiendan. Mi oficio es el de arquitecto y toda la sociedad piensa que el arquitecto es el profesional que proyecta y construye arquitectura. Nadie piensa que igual que a un Gallego, te puedes encontrar a un arquitecto en cualquier parte, y que remedio. En diseño industrial en una industria automovilística, componiendo el emplatado para un estrella Michelin, desarrollando y mejorando la ergonomia de los muebles que compramos, creando moda, escaparatismo, porque la suerte del arquitecto, es que tiene una formación técnica y humanística que le permite disponer de muchos recursos para atender un abanico de posibilidades.

El oficio de arquitecto no se queda en la obligada funcionalidad, hilvana la técnica, las artes y los sentidos. Como arquitecto creo que debo conocer bien las realidades sociales del tiempo que me ha tocado vivir, pero cualquiera que fuese este tiempo, mi obligación es escuchar a la naturaleza, y no dejar de observar el mundo que me rodea. Al menos eso, para saber dar respuesta funcional, técnica y emocional, al espacio construido que habitamos, de nuestras casas de nuestras ciudades.

Pero el oficio de arquitecto está devaluado, y no sólo por la crisis, también porque no hemos sabido transmitir a la sociedad que somos necesarios, que podemos añadir valor y nos hemos quedado solos, con nuestra maleta cultural y con nuestra visión, pero esto lo explica muy bien un arquitecto nórdico, Juanhi Pallasmaa: " el lenguaje moderno no ha sido capaz de penetrar la superficie del gusto y de los valores populares, se debe a su énfasis intelectual y visión unilateral; en general el proyecto moderno ha albergado al intelecto y el ojo, pero dejando sin hogar al cuerpo y al resto de los sentidos, así como a nuestros recuerdos, nuestros sueños y nuestra imaginación."

Pero soy optimista, el oficio de arquitecto no ha desaparecido, tenemos que convertir cada nuevo proyecto en una experiencia gratificante para todos, que atienda a las personas, respondiendo a las necesidades reales y sin descuidar a los cinco sentidos.

Y aquí nace la idea de abrir NEMONON, un espacio multidisciplinar creativo entorno a la arquitectura, desde la arquitectura.

NEMONON ( del latín nemo non = todo ), Nemo = Nada y Nemonon la negación de la nada, ósea Todo.

Significa que es un espacio donde caben todas y no falta ni uno, todas las artes, todos los sentidos.

Es un proyecto condensador de disciplinas creativas, para intercambiar conocimiento y experiencia con otros profesionales, desarrollo de proyectos de obra, diseñó industrial, interiorismo, jardinería y paisajismo, pero también pintura y fotografía, música y poesía, la moda, el vino con su color, aroma, sabor. En fin colaborando, contándolo y disfrutando desde la óptica amplia del arquitecto y siendo el hilo conductor la arquitectura.